"(...) -Hace algunos años estaba escribiendo un texto y le decÃa a una compañera que tenÃa al lado un ayuda memoria que yo habÃa escrito antes: "Polaca, lo que escribà no tenÃa nada que ver con lo que tenÃa escrito”. Y me dice: “Mientras vos sigás renegando del inconsciente te va a pasar eso”. El cerebro manda.
-SÃ, somos nuestro cerebro. Somos cerebro con patas. Todo lo que hacemos lo hacemos con nuestro cerebro.
-Inclusive los actos públicos, los hechos sociales.
-El cerebro no, esa es una de las diferencias entre la computadora y el cerebro.
-Pare allÃ, porque hace años vi una pelÃcula –no leà el cuento pero es de un cientÃfico-, la pelÃcula se llamaba Rollerball y la protagonizaba James Caan. Y la pelÃcula era de fantaciencia, que daba como única competencia correr alrededor de un óvalo mientras lo seguÃa una bola de hierro y al que lo embocaba… Y el mundo estaba manejado por una computadora central en donde las conexiones eran en el lÃquido, y decÃa el jefe que eso era lo más parecido al cerebro humano porque era aleatorio y que en ese lÃquido podÃan darse las combinaciones, esa computadora tenÃa todo el conocimiento humano. Pero era aleatorio por eso, porque no estaba la chapita A y B.
-Otro tema es que unos cientÃficos alemanes tardaron 5 años para hacer un robot con un movimiento que era agarrar un vaso y llevarlo a la boca. Para hacer otro movimiento, como agarra un tenedor y llevarlo a la boca, tendrÃan que tardar otros 5 años programando el robot. ImagÃnese para programar el gol de Maradona a los ingleses cuánto necesitarÃan y cuántos ingenieros alemanes. O sea que por ahora es casi imposible comparar. El cerebro es mucho más complejo, tiene una evolución de millones de años y tiene una ambigüedad, una adaptación al contexto, una plasticidad que es imposible de equiparar a una computadora.
-¿DirÃa usted que las racionalizaciones son explicaciones de las decisiones emotivas?
-Exactamente. Muchas veces, no siempre pero muchas veces. Lo que hacemos es racionalizar decisiones que hemos tomado facilitadas por la emoción. Al otro dÃa explicamos racionalmente, pero en ese momento fuimos facilitados por la emoción o la intuición. Y luego la justificación sà es muy racional. Pero no todas. Yo siempre digo que hay, en la toma de decisión humana, hay un módulo manual y un modo automático. Como una cámara de fotos; uno puede comprar una cámara de fotos nueva y adaptar el ángulo, el zoom, tomarse el tiempo para la mejor definición, ese es el modo manual. Y decidir que yo venga a este programa fue una decisión de ustedes, mÃa, de Pablo Javkin que nos acercó, racionalmente. Pero las decisiones que tomamos en el dÃa no son todas racionales. Vivimos tomando decisiones y hay un modo automático que es cuando la cámara enseguida capta ese modo automático, facilita la toma de decisiones del dÃa a dÃa y es un proceso automático, que no llega a la consciencia, que depende de memorias previas o emociones previas, y que se adapta al contexto.
-La sobrevida de las sociedades, ¿está basada en eso? ¿Hay una teleologÃa social que nos permite sobrevivir?
-¿Ud. es de familia argentina? ¿De segunda generación, tercera? ¿Cómo viene la inmigración en su familia?
-Tengo parte italiana, soy de apellido italiano, soy parte croata y tengo una parte criolla. Asà que buen ejemplo de un argentino.
-¿Su relación con el estudio? Porque su especialidad, estoy intuyendo, tiene mucha más desarrollo fuera de Argentina.
-Exacto. (...) Aparte yo soy presidente de la Federación Mundial de NeurologÃa y soy profesor en Australia, en USA; y soy asesor en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra. Parte de mi vida ha sido viajar. Ahora estoy viajando menos por una cuestión muy importante: mi hija dibujó a su familia y dibujó a su hermano, a su mamá, un perrito, a Paola –que trabaja en casa- y un avión. ¿Y papa? En el avión. Y eso hizo cancelar muchÃsimos viajes.
-No tenemos que inventar la rueda tampoco. Porque los paÃses que están desarrollados, que pueden dar un confort desde el Estado –el Estado es clave para distribuir la riqueza, para proteger a los más vulnerables-, esos paÃses que están más desarrollados son los paÃses que básicamente hicieron esto: nutrieron a todos sus habitantes –porque la nutrición infantil afecta al cerebro para siempre. Sarmiento decÃa: “por favor eduquemos a nuestra sociedad, aunque no fuera por generosidad, por egoÃsmo”. Muchas veces los problemas argentinos son los problemas del siglo XIX. Los problemas actuales nuestros son los que escribÃan Alberdi, Sarmiento. Es una cosa de locos, el futuro de Argentina es el siglo XX.
-Si estamos queriendo sostener que el valor agregado va a salvar nuestra materia prima, estamos hablando de Moreno y Belgrano y los contractualistas.
-Lamentablemente es dramático, pero nuestro futuro es el siglo XIX. Moreno, Belgrano, Sarmiento. Entonces el capital más importante de un paÃs ahora no es recursos naturales, no es la industria inclusive, es el capital humano, el cerebro humano.
-¿Le alteró el equilibrio personal el hecho público, la relación con el sitio de laburo, la señora Cristina y haber estado cerca del tratamiento de ella?
-La ciencia trabaja asÃ. Por más que no tenga animosidad con el cientÃfico que estuvo antes en mi sillón, sà hizo algo bueno yo lo tomo. Y si hizo algo malo lo aprendo y no lo tomo. Como sociedad no podemos permitirnos desaprovechar la experiencia de gente que tuvo a cargo situaciones de transformar el paÃs, o de intentar transformar el paÃs.
-No, yo creo que nacà en una familia radical, con historia radical. Pero creo que hoy el radicalismo es un partido que tiene cierto respecto por las instituciones, por el pluralismo, por el consenso. Nacà en una familia con el fenómeno de AlfonsÃn. Pero hoy creo que un partido no representa esa masa de argentinos que quieren una transformación. Yo creo que la transformación pasa por un paÃs inclusivo, desarrollado y basado en el conocimiento.
-Presentamos un libro con Mateo Niro, licenciado en Letras, sobre el cerebro, cómo funciona nuestra mente. La idea de este libro es tender puentes. Yo no creo que la ciencia pueda explicar todo. La ciencia, como usted bien dijo, es blanco o negro, es binaria y muchas veces no se permite la ambigüedad; y la literatura y el arte sÃ. Entonces este libro es un puente en cosas que sabemos del cerebro pero que muchas veces se pueden responder desde el arte y la literatura.
-Le cuento cuestiones de acá: en los clubes de fútbol la pasión maneja todo. En lo pasional de Central y Newell's se hace muy difÃcil encontrar candidatos a presidente porque terminan pintándole la casa… Lo que digo es esto: ¿cambiará su vida que usted se dedique más activamente a la polÃtica? Pensaba en su hija.
-En un libro que leà hace años habÃa un estudio con dos ratones y tenÃan que apoyar la manito por un lado en un centro de placer y por otro en uno que les daba alimentos, y apoyaban en el del placer hasta que murieran.
-Es cierto. Hay un centro de placer en la base del cerebro, que se llama centro de recompensa, y ponen electrodos en ese centro de placer y las ratitas tienen que apretar una palanquita. Y las ratitas apretaban constantemente y se morÃan porque no comÃan, no dormÃan, porque estaban todo el dÃa apretando. Muchas veces eso pasa con la adicción, el placer inmediato no es bueno a largo a plazo.
-En polÃtica, en una de esas, la equivocación es apretar el placer.
-El problema de Argentina es ese: somos miopes del futuro, estamos permanentemente pensando en lo inmediato.
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