1 año atrás, el 26/10/2014, se enfrentaron en Brasil, Dilma Rouseff y Aécio Neves en la 2da. vuelta de las elecciones que tuvieron como ganadora a la sucesora de Luiz Inácio Lula da Silva. Dilma obtuvo su 2do. mandato consecutivo. Pero hoy día, el mayor socio comercial de la Argentina se encuentra en una situación político-económica muy complicada, y su devenir debería servirnos como una lección a los argentinos. Un Congreso paralizado por la lucha interna que padece la coalición gobernante impide que se tomen las medidas necesarias para salir de la recesión. Dilma, al borde del juicio político, lucha por mantener la gobernabilidad mientras Aécio Neves clama a los 4 vientos: "¡Macri, quiero que seas Presidente para que nos libres del bolivarianismo!".
"Ninguno debe ser prejuzgado, ni yo, ni Lula ni Dilma" dijo el jueves 29/10, Eduardo Cunha, el presidente de la Cámara de Diputados brasilera desde febrero de este año, pero lo cierto es que de hecho todos han sido, están siendo o están por ser juzgados.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). “Es humanamente imposible gobernar Brasil con esta crisis”, dijo Luiz Inácio Lula da Silva ante la dirección nacional del PT (Partido de los Trabajadores).
El martes 27/10, el Gobierno anunció que terminará 2015 con el peor déficit de su historia. La economía, que venía creciendo a un ritmo muy débil en los últimos 4 años (más allá de que Dilma indicara lo contrario en campaña), ahora se encuentra en un período de retracción que, según analistas, durará al menos 2 años (¡desastre tal cómo lo anticipó aquel analista de labanca Santandera la que el banco español afirmó haber dado de baja para calmar a la quisquillosa aunque inepta Dilma).
Pero hay algo aún peor y es que el gobierno que lidera Rouseff se encuentra completamente paralizado e incapaz de tomar las medidas necesarias para estabilizar la economía debido a la profunda crisis política que existe en el seno de la coalición que conforma gobierno.
El director del BRIC Lab, de la Universidad de Columbia, Marcos Troyjo, explicó por CNN Chile: “Tenemos claramente el momento más crítico de la institucionalidad política en Brasil.”
La corrupción que salpica a todos
“Ninguno debe ser prejuzgado, ni yo, ni Lula ni Dilma”, dijo el jueves 29/10, Eduardo Cunha, el presidente de la Cámara de Diputados brasilera desde febrero, pero lo cierto es que todos han sido, están siendo o están por ser juzgados.
Cunha pertenece al PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño), el partido más importante del país, aliado original del PT en la coalición gobernante pero que ha virado en enemigo de Rouseff, y al que, curiosamente, pertenece también el vicepresidente de Dilma, Michel Temer, quien asumiría en caso de que Rouseff fuese destituida por el juicio político (procedimiento también conocido como 'impeachment') que reclaman en su contra legisladores opositores.
“Es una situación de mucha infidelidad política”, aseguró Troyjo. Lo paradójico es que sobre Cunha, quien también enfrenta sus propias denuncias de corrupción y lavado de dinero, recae la potestad de acoger o archivar los pedidos de apertura de juicio político contra Dilma.
El Ministerio Público de Suiza ha confirmado recientemente que el presidente de la Cámara de Diputados maneja al menos 4 cuentas bancarias en las que recibió fondos ilegales. La Corte Suprema brasileña le embargó casi US$ 2,5 millones mientras él está siendo investigado por el supuesto cobro de sobornos procedentes de la petrolera estatal Petrobras.
Dilma, complicadísima
El Tribunal de Cuentas de Brasil dictaminó ya por unanimidad que Rouseff manipuló las cuentas públicas en 2014 para ocultar el creciente déficit fiscal en plena campaña electoral, según informó la BBC.
La manipulación consistía en retrasar el pago de fondos para programas sociales que debían recibir los bancos públicos.
Con el dictamen del Tribunal de Cuentas en la mano, la oposición se lanzó a por Rouseff. Hay que recordar que Dilma fue, además, ministro de Energía y presidente del Consejo de Administración d Petrobras, entre 2003 y 2010, por lo que quedó salpicada por el escándalo de corrupción en la petrolera estatal.
Si bien tanto ella como Lula da Silva fueron, luego, exculpados de toda responsabilidad en el caso que ya se llevó puestos a otros miembros del PT como el extesorero del partido (condenado a 15 años de prisión por lavar dinero de sobornos en la petrolera), el caso fue la matriz del dramático descenso a nivel imagen que tuvo Dilma.
Hoy el apoyo popular a Dilma está en menos del 10%, según un sondeo de Ibope, encargado por la Confederación Nacional de la Industria de Brasil. Esta situación pone al país en un freno total, con enfrentamientos internos de la coalición gobernante que impiden que se pueda realizar política alguna para rescatar la economía.
Las bases para iniciar el juicio
Según Trojyo, ya hay bases para iniciar el proceso de juicio político contra la Presidente.
“Creo que la oposición va a enriquecer su pedido de impeachment intentando demostrar que durante 2015 el gobierno de Dilma continuó efectuando transferencias ilegales del tesoro nacional a otros bancos estatales, lo que pone más en riesgo la situación fiscal de Brasil”, aseguró el especialista.
Recientemente el Supremo Tribunal Federal de Brasil cambió la metodología para poner el proceso en marcha. “Originalmente lo que la oposición deseaba era que el presidente de la Cámara de Diputados pudiese poner el pedido a apreciación de los diputados y eso simplemente ser aprobado por una mayoría simple”, explica Trojyo.
Pero el Tribunal decidió que no es así: “En primer lugar el presidente de la Cámara de Diputados, él solo, tiene que decidir individualmente si pone o no en votación, y para eso es necesario todo un criterio técnico con base en la Constitución, y que tiene que ser aprobado por al menos dos tercios de la Cámara de Diputados y más tarde juzgado por el Senado Federal,” aclara el especialista.
"Yo continúo con todo el poder para decidir" sobre el pedido de 'impeachment', dijo Cunha a periodistas luego de que fuera modificada la metodología.
Dilma en jaque
Las pesadas acusaciones cruzadas de corrupción impiden que el Congreso brasilero ponga en votación las medidas de ajuste fiscal que podrían estabilizar la muy dañada economía.
Mientras tanto, Dilma, ante su delicada situación, lucha por restaurar la gobernabilidad.
“Jamás pienso en renunciar”, dijo a principios de octubre durante una entrevista. “Me doblo pero no me quiebro”, aseveró también.
El opositor Aécio Neves acusó al Gobierno de transmitir una “sensación de vacío político” y aseguró que la percepción de que Rouseff no podrá concluir su mandato no proviene únicamente de los partidos que están en contra del gobierno sino que surge del seno mismo de partidos que hoy apoyan al gobierno.
En declaraciones recientes a CNN, Rouseff advirtió, en relación al 'impeachment' que podría venírsele encima: "Tenemos que ser muy cuidadosos al respecto por la siguiente razón: nuestra democracia está todavía en la adolescencia".
De esta manera, la mandataria reconoció públicamente que la posibilidad de que se inicie el proceso en su contra es una realidad.
El fin del “efecto Lula”
Desde que Lula fue Presidente por 1ra. vez en 2002, cada elección que hubo en Brasil fue un nuevo triunfo del PT (2 triunfos fueron suyos y los otros 2 fueron de Dilma), pero a la vez cada victoria fue más ajustada.
Algo cambió entre 2010 y 2014, advierte la politóloga de la Universidad Nacional de San Martín, María Laura Tagina, en la revista Anfibia, para que en esa ocasión el partido de Lula le ganara con tan poco margen a su rival durante las 2 últimas décadas, el Partido de la Social Democracia Brasileña.
En la 1ra. vuelta de las presidenciales de 2014, Dilma sacó el 41,6% de los votos: la peor ganadora en 1ra. vuelta por el PT de las últimas 4 elecciones.
Aécio, en esa ocasión, sacó el 34%. Ambos se enfrentaron en un balotaje, algo a lo que los brasileros, a diferencia de nosotros, están más que acostumbrados, ya que su sistema electoral dicta que los candidatos deben sacar más del 50% de los votos para consagrase en 1ra. vuelta, lo que lo vuelve casi imposible.
Dilma resultó elegida en el balotaje por apenas el 51,64% de los votos.
Para Tagina, una de las hipótesis para explicar este pequeño margen es la “disolución del efecto Lula, que acompañó la primera candidatura de Dilma.”¿Estará en riesgo de sufrir algo semejante Daniel Scioli en la Argentina? ¿Habrá quedado él desamparado por la disolución del “efecto Cristina”?
Brasil: una advertencia para los argentinos
Teniendo en cuenta el panorama del país vecino, muchos vaticinan que, en caso de Daniel Scioli resultar electo Presidente el 22/11, podría ocurrir un escenario parecido al de Dilma.
Durante su campaña, el Frente para la Victoria está mostrando signos de una brecha interna que amenaza con convertirse en una grieta más grande que la que existe hoy entre kirchneristas y peronistas no kirchneristas.
Mientras Lula, Dilma, Cunha, Temer y sus partidos se desangran, Brasil es un tablero de ajedrez trabado, en donde no se puede hacer un movimiento ni para atrás ni para adelante, y la economía se sigue complicando.
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