José Luciano es un emprendedor. Con orgullo muestra su planta, pequeña, pero moderna, con estándares internacionales, que le ha permitido exportar su chocolate en polvo, La Criollita, tan lejos como a Rusia. Detrás de las máquinas de última generación, se esconde una historia muy tierna. “Yo ordeñaba vacas cuando era niño en el campo. Un día le lleve de regalo un galón de leche a mi abuela. Ella hirvió la leche, y preparó chocolate con una bola de cacao puro. Le agregó algunas especias. Yo me quedé maravillado con esa taza de chocolate. Desde entonces fue mi sueño crear una fábrica de chocolate.” Las lágrimas se asoman en sus ojos al hablar de su abuela. Luego de una pausa, la sonrisa le vuelve al rostro. Hay mucho por lo que estar orgulloso desde ese día. José es suplidor del Estado. El chocolate de la abuela, La Criollita, llega a más de 130 escuelas públicas dominicanas. “Los niños se desayunan con el mismo chocolate de mi abuela, pero en polvo. El mismo que se exporta a Europa. Lo hicimos con tanto deseo para los niños dominicanos, que hoy el mundo entero lo prefiere.” En la Revolución Educativa miles de niños comienzan su día con una taza de chocolate. Esto llena de optimismo a José sobre el futuro. A él, una sola taza de chocolate, le cambió la vida hace 45 años. DICOM Factoría Producción y relato: Marcel Fondeur Edición: Marcos Beras Cámara: Ramy Estrella Fotografía: Ramón Cuevas Diseño de banner: Laura Aquino Si quieres conocer más: El chocolate de la abuela. Video / Fotos |