José fabricó pupitres antes de pensar en el chocolate de la abuela. “Sin padrinos de ningún tipo, mi mujer y yo nos paramos frente a los murales del ministerio de Educación. Compramos una copia de la ley y la estudiamos. Sometimos nuestra propuesta para fabricar pupitres y sorpresivamente ganamos! “Me di cuenta de que no había truco. Los concursos no estaban amarrados como la gente cree. Gana la mejor propuesta”. La transparencia en los procesos de licitación y compra es real. Entonces, decidió José cumplir un sueño de infancia: tener su fábrica de chocolate. Con la fórmula de la abuela, marca La Criollita. “Desde hacía 45 años tenía la ilusión de tener mi fábrica de chocolate. Intentamos dos veces y fallamos. Éramos muy pequeños nos decían. La tercera vez, luego de una inversión en la planta, logramos calificar. Hoy damos servicio a más de 150 escuelas en la zona norte”. El impulso necesario vino de la mano de Banreservas gracias al plan para capitalizar pequeñas empresas. Le prestaron 1.5 millones de pesos. El segundo empuje, y decisivo, fue una línea de crédito del Banco Agrícola por 15 millones de pesos. “Eran más de 300 aspirantes. Así es que me gusta; me gusta competir. No importa que seamos muchos, grandes o pequeños, si las reglas son iguales para todos, se puede". Si quieres conocer más: Gané porque hay transparencia. Video / Fotos |