El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que cumple en prisión una condena por corrupción desde abril de 2018, rechazó este lunes la posibilidad ofrecida por los fiscales de salir de la cárcel bajo condiciones.
"No cambio mi dignidad por mi libertad", afirmó el ex jefe de Estado en una carta escrita a mano, divulgada por sus abogados y en la que rechazó la posibilidad de poder salir de la cárcel para trabajar, propuesta la semana pasada por la Fiscalía, por considerar él que tanto su proceso como su condena son ilegítimos.
El líder socialista se pronunció sobre la posibilidad de libertad condicional luego de que los fiscales responsables por la Lava Jato, la mayor operación de combate a la corrupción en la historia de Brasil, presentaran el viernes ante la Justicia una petición para que Lula pueda cumplir el resto de su condena en régimen semiabierto, que le permite trabajar fuera de la cárcel.
"Quiero que sepan que no acepto cambalaches con mis derechos y mi libertad. Ya demostré que son falsas las acusaciones que me hicieron. Son ellos (los fiscales) y no yo los que están presos en las mentiras que le contaron a Brasil y al mundo", aseguró el expresidente (2003-2010) en la misiva que escribió desde su celda en la sureña ciudad de Curitiba.
Agregó que los fiscales de la Lava Jato, en lugar de querer legitimar el proceso con la oferta de un beneficio de libertad condicional, deberían pedirle disculpas al pueblo brasileño, "a los millones de desempleados y a mi familia", por el mal que le hicieron a la democracia, a la Justicia y a Brasil.
"Ante las arbitrariedades cometidas por los fiscales y por Sergio Moro (el actual ministro de Justicia que fue el juez que lo condenó) le corresponde ahora a la Corte Suprema corregir lo que está equivocado para que se haga justicia independiente e imparcial. Como es debido a todo ciudadano", agregó.
En la carta fechada este lunes, Lula dijo ser consciente de su decisión de rechazar la posible libertad condicional y agregó que tiene "plena conciencia de todas mis decisiones en el proceso y no descansaré hasta que la verdad y la justicia vuelvan a prevalecer".
El abogado de Lula, Cristiano Zanin, que leyó la carta en una rueda de prensa que concedió tras reunirse con su cliente, afirmó que hasta ahora no ha sido notificado por la Fiscalía ni por la Justicia sobre la posible progresión de la pena, pero que una vez notificado seguirá las instrucciones del expresidente.
"Esperaremos la notificación y en el plazo establecido responderemos siguiendo las orientaciones del cliente: él no acepta cualquier condición impuesta por el Estado para liberarle por no considerar legítimo ni el proceso ni la condena que le fue impuesta", afirmó el abogado.
De acuerdo con Zanin, Lula lo único que acepta es que la Corte Suprema analice los recursos que presentó desde el año pasado y en que pide que el proceso en su contra sea totalmente anulado por haber sido promovido por fiscales y por un juez con imparcialidad dudosa.
"Lo que Lula desea es que la Corte Suprema se pronuncie sobre esos recursos que pueden llevar a la anulación de todo el proceso y a que se le otorgue plena libertad sin condiciones", explicó.
El abogado agregó que la intención de Lula no es incumplir una decisión judicial, en caso de que el juez de ejecuciones penales le conceda el régimen semiabierto, sino que se respete su derecho de no aceptar negociaciones ni condiciones para liberarlo por considerar ilegítimo todo el proceso.
En la petición que hicieron el viernes para que la Justicia permita que Lula cumpla el resto de su condena en régimen semiabierto, los fiscales alegaron que el "cumplimiento de la pena privativa de libertad tiene como propósito su ejecución de forma progresiva", con la "paulatina reinserción del preso a la convivencia social", y que el expresidente tiene ese derecho por buen comportamiento y por haber cumplido un sexto de la condena.
Lula cumple actualmente una pena de ocho años y diez meses de prisión, ratificada en tres instancias diferentes, por los delitos de corrupción pasiva y blanqueo de capitales, tras haber sido hallado culpable de recibir un apartamento en la playa a cambio de favores políticos a la empresa OAS, una de las constructoras favorecidas con contratos con la petrolera estatal Petrobras.
Sobre Lula ya pesa otra condena, a doce años y once meses de cárcel en un caso muy similar, por las millonarias obras realizadas por diferentes empresas en una casa de campo en la que el líder socialista descansaba semanalmente en Atibaia (interior del estado de Sao Paulo).
Esta última sentencia tan sólo fue dictada por el juez de primera instancia y aún no fue analizada por el tribunal de segunda instancia, por lo que Lula podría defenderse en este proceso en libertad.
El exgobernante tiene otros procesos abiertos en la Justicia por diferentes corruptelas pero en todos se ha declarado inocente y víctima de una "persecución judicial" que busca evitar su regreso al poder.