Que siga la fiesta
Pero en la casa, y sin invitados. El presidente Abinader pidió otros 45 días de estado de emergencia a partir del 3 de septiembre, que es cuando se acaba el último que pidió Danilo. El Senado
lo aprobó ayer mismo, y no debería haber inconvenientes para que los diputados hagan lo mismo en su próxima sesión.
El estado de emergencia viene con su chaperón: el toque de queda. Incluso, el mismo Luis puso en su solicitud al Congreso que la idea es que sigamos con las mismas medidas –incluyendo esa– para contener el virus. En los próximos días nos dirá si sigue el mismo horario, o le hace algún ajuste. Si se lleva de la OPS, puede soltar el toque de queda en banda. Si le hace caso al
Colegio Médico, nos trancan las 24 horas. ¿A quién le creo?
Más vivas que nunca
Así están
las protestas en EE. UU., por la brutalidad policial contra los afroamericanos. Arrancaron hace unos meses con la muerte de George Floyd, y ahora pusieron un cambio de fuerza, después de que unos policías de Wisconsin le dieron unos balazos por la espalda y en frente de sus hijos a Jacob Blake. Todavía respira, pero no puede mover las piernas. Las protestas, cada día más violentas, ya se han cobrado dos vidas (un adolescente blanco de 17 años salió de justiciero a defender la policía, pero
ya lo apresaron), y hay otra persona grave.
Pero esta vez el asunto no se quedó en las calles: los jugadores de los Bucks de Milwaukee (la ciudad más grande del estado de Wisconsin) se negaron a salir a la cancha ayer –en son de protesta– a jugar el quinto juego de su serie contra los Orlando Magic, en «La Burbuja» que tiene montada la NBA en las instalaciones de Disney, y los equipos de los demás juegos de la noche le siguieron los pasos y la NBA
suspendió los juegos. Los Cerveceros de Milwaukee se encargaron de meter a las Grandes Ligas en la protesta, al decidir no jugar tampoco contra los Rojos de Cincinnati, y también otro juego de MLB, 3 de la WNBA, y 5 de la MLS.
Los vientos ya están tumbando cocos
Y en el caso de Laura, se van los cocos con todo y cocoteros. Entró anoche por las costas de los estados de Texas y Luisiana como huracán
categoría 4 «extremadamente peligroso», con vientos de más de 240 km/h. En la mañana bajó a categoría 2, pero como medio millón de personas fueron evacuadas y unas 600,000 casas están en riesgo de destrucción total. Hoy comenzarán a evaluarse los daños, que algunos expertos ya están estimando en unos
125,000 millones de dólares como mínimo.
Pero ¿la misma Laura?
Sí, la misma que nos pasó por arriba como un grédar en el fin de semana. Ahora es que estamos terminando de diagnosticar
los daños. Más de 15,000 personas han tenido que dejar todo botado e irse de sus casas, pero solo 127 de ellas están en albergues. Los otros están donde amigos o familiares, esperando a ver si pueden volver. La luz y el agua también sufrieron: 30 circuitos y 24 acueductos están fuera de servicio, lo que tiene a casi 12,000 personas sin luz, y más de 300,000 sin agua. Seis comunidades todavía están aisladas.