Los desafíos migratorios de Biden, un crack ecuatoriano, y el futuro de los Oscar en la pandemia.
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Cada invierno, Yuma, Arizona, experimenta una fugaz explosión demográfica: ahí se instalan personas de la tercera edad que huyen del gélido clima del norte del país y decenas de miles de jornaleros que llegan a cosechar lechugas, brócoli y otros vegetales que se distribuyen a todo Estados Unidos. Son 100.000 almas que —en años normales— reactivan la economía de ese condado fronterizo. |
A casi 10.000 kilómetros de ahí, en las afueras de Madrid, otra comunidad sufre con el invierno. Tras la nevada que arrasó a principios de año la capital española, miles de romaníes en Cañada Real, el barrio más pobre de Europa, se quedaron sin electricidad. |
La situación vuelve a llamar la atención sobre una vieja promesa para reubicar a las familias que, durante décadas, han vivido de manera irregular en esos terrenos. "Sabía que estábamos comprando algo ilegal aquí", reconoció una residente hace poco, y agregó: "En España, si esperas lo suficiente, lo que era ilegal puede volverse legal". |
| Al menos la mitad de los habitantes de la Cañada Real viven bajo techos corrugados y lonas.Samuel Aranda para The New York Times |
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Esta esperanza —pasar de un plumazo a vivir en la legalidad— es la misma que alimenta los sueños de once millones de personas que viven indocumentadas en Estados Unidos. |
A ellas, que juntas conformarían un país más poblado que Israel, República Dominicana o Portugal, el presidente Joseph R. Biden Jr. ha prometido abrirles la puerta a la ciudadanía con una amplísima reforma migratoria que, sin embargo, tiene pocas posibilidades de aprobarse. |
Del otro lado de la frontera, bajo carpas de plástico e incluso a la intemperie, también hay quienes tienen la vista puesta en el nuevo gobierno de Estados Unidos y sueñan con empezar una vida mejor en un nuevo hogar. |
Extraños en una patria desconocida |
En los últimos diez años, Estados Unidos devolvió a México a más de un millón de personas indocumentadas. De pronto, jóvenes y adultos fueron arrojados a vivir a un país que prácticamente no conocían, que no siempre les dio la bienvenida y que a veces no reconoce el acento con el que hablan. |
Conócelos en este especial para el que Anita Isaacs y Anne Preston entrevistaron a 430 de ellos en Ciudad de México. |
| …Y AQUÍ ALGO PARA TU FIN DE SEMANA | | | | | | | |
Pero si este fin de semana buscas distracciones menos apocalípticas: |
| Stephanie Gonot for The New York Times |
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Respira hondo y disfruta de tu sentido del olfato con un magnífico ensayo que explora las lecciones que la COVID-19 nos deja sobre el que tal vez sea el menos comprendido de los sentidos. |
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