Qué hacemos con el tiempo libre, falsos positivos en Colombia, el reclamo de las mujeres en México.
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El fin de semana pasado, el presidente Joe Biden tuiteó ocho veces: para agradecer el trabajo de una enfermera, publicar las fotos de su visita a un banco de alimentos en Texas, compartir la actuación de un coro en la Casa Blanca. |
Sin triunfalismo ni exceso de signos de admiración y mayúsculas, como era el estilo de su antecesor, Donald Trump. Nada digno de cobertura incesante o ataques de pánico. |
"El demostrable desinterés de Biden por generar titulares atrevidos solo subraya el modo en que el agujero que dejó Trump en Washington ha creado una sensación de tiempo libre en todos los ámbitos de la capital", observaba hace unos días Katie Rogers, corresponsal de la Casa Blanca. |
Con la llegada de Biden y su retórica conciliadora, pareciera que la política estadounidense se vuelve casi… aburrida. La falta de una presencia provocadora en Washington deja espacio para el gris asunto de gobernar, debatir, matizar.
Es como si la retórica política se pusiera al día con el estado de ánimo general que muchos vivimos desde hace un año, en pausa y aislamiento. |
Pero tener un poco más de calma en el debate público, debido a que parecieran haber quedado atrás los días del liderazgo incendiario en Twitter, no debería llevarnos a la apatía política sino, más bien, a abrir la puerta a una mayor reflexión y una discusión más productiva. |
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Antes de que te vayas, disfruta de esta postal: |
| Farah Al Qasimi for The New York Times |
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Los mexicanos tenemos los cobertores San Marcos y los peruanos la frazada tigre. |
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