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LF: recetas del FMI tienen costo político

BRUSELAS, Bélgica.-  El Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos financieros no toman en cuenta los costos políticos de sus exigencias para los gobernantes locales, a juicio del expresidente Leonel Fernandez.
Agregó que esas entidades tampoco han sabido mantener un equilibro entre las reformas estructurales y su impacto social.
“Mi visión del Fondo Monetario y de otros organismos internacionales es que no han sabido hacer la correlación entre lo que es necesario económicamente, pero que sea viable políticamente y que sea socialmente sustentable”, dijo Fernandez en Bruselas durante el seminario internacional “El Caribe y la Celac- Estrategia de la Unión Europea”.
“Te pueden decir, por ejemplo, te vamos a prestar US$500 millones para que puedan enfrentar sus necesidades financieras inmediatas, pero ese país tiene que aumentar la tarifa eléctrica en un 100%. Entonces llevan a los gobiernos a una situación prácticamente de tragedia, porque si el gobierno comete el error de aceptar prescripciones de esa naturaleza, está provocando a la población a una rebeldía”, añadió.
Explicó que los países con las economías más débiles han tenido que someterse a una dinámica que les resulta desfavorable, estimulada por los dictámenes de las “naciones del norte”.
Por esa razón -dijo- valora las iniciativas de cooperación financiera internacional fuera del FMI y el Banco Mundial, porque “si usted actúa en rebeldía, lo destruyen y, al destruirlo, su situación empeora”.
Resaltó el recelo de muchos países en desarrollo ante las recetas de esos organismos multilaterales y puso como ejemplo las naciones del sudeste asiático que consideran que la intervención del FMI en la crisis de 1997 solo contribuyó a agravar su situación. “Por tanto han renunciado a todo tipo de acuerdo con el FMI y creado su propio mecanismo regional”.
Critica globalización  
Fernández también consideró que la globalización ha contribuido a un esquema de desigualdad en el mundo, donde un grupo de naciones disfruta del desarrollo en detrimento de otras que padecen altos niveles de pobreza. Es por ello que considera que se trata de “una globalización incompleta, injusta, desigual, no solidaria y que puede ser más incluyente”, dijo.
En ese sentido, atribuyó a los países del primer mundo la violación de los acuerdos de comercio internacional, como la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la que se encuentra paralizada porque “ni Estados Unidos ni Europa renuncian al subsidio de la producción agrícola”.
No obstante, reconoció que la disminución de las barreras ha traído aspectos positivos, como las facilidades de comunicación e intercambio entre todas las naciones del mundo, lo que a su vez favorece a un eventual proceso de integración.
“La globalización ha generado una mayor interconexión entre los pueblos y mayor conciencia de los acontecimientos en cada país, una consecuencia positiva”, resaltó.
Un factor fundamental de la globalización ha sido la revolución científi co-tecnológica, donde la interconexión e interdependencia entre los países es clara y evidente. A su juicio, la globalización ha pasado por una primera etapa en la se concebía como la vía para solucionar los problemas de la humanidad, pero que ahora existen ciertas corrientes que cuestionan esa concepción.

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