En la gran paradoja del Brasil que era presentado
como modelo de progreso y que ahora está inundado por una ola de
protestas callejeras, hay un protagonista por excelencia: la clase
media.
Ese segmento de la población brasileña, que en
una década incorporó 40 millones de personas por avances económicos del
paÃs y programas sociales del gobierno, es el gran impulsor de las
manifestaciones en las calles.En las protestas masivas de Sao Paulo, Rio de Janeiro y decenas de otras ciudades brasileñas donde el jueves salieron más de un millón de personas a las calles, resulta claro que esta no es principalmente una revuelta de pobres.
¿A qué se debe que una clase que hasta hace unos dÃas era el orgullo de las autoridades brasileñas por su crecimiento y mayor nivel de consumo esté hoy en pie de guerra en las calles?
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Educados y conectados
Pase Libre: objetivo cumplido
Antes del discurso de Rousseff el
movimiento Pase Libre de Sao Paulo, que inició las protestas en contra
del alza del transporte, difundió un comunicando explicando que decidÃan
poner fin a las manifestaciones.
Los lÃderes de Pase Libre
explicaron que el "primer objetivo", la derogación del aumento, fue
"alcanzado", pero también dijeron que detectaron que en las marchas se
han "infiltrado" grupos ajenos a sus intenciones.
"Consideramos que grupos
conservadores se infiltraron en los actos para defender propuestas que
no nos representan", dijo Rafael Siqueira, portavoz del colectivo, quien
explicó que se han sumado grupos que defienden puntos como la
penalización del aborto o la reducción de la edad de responsabilidad
penal, a los que su movimiento se opone.
Sin embargo, la noche del viernes
se registraron nuevas movilizaciones en varias ciudades aunque no de la
magnitud de las vividas el jueves, cuando se calcula que hasta dos
millones de personas salieron a las calles a protestar.
De hecho, los teléfonos inteligentes, tabletas y cámaras de foto digitales abundan en estas movilizaciones callejeras.
El 77% de quienes participan de las manifestaciones de Sao Paulo, donde el movimiento cobró forma, tienen educación superior, indicó una encuesta de la empresa Datafolha esta semana.
"El grueso (de los manifestantes) son jóvenes de clase media-baja y media-media", dijo Aldo Fornazieri, director académico de la Fundación Escuela de SociologÃa PolÃtica de Sao Paulo (FESPSP), en diálogo con BBC Mundo.
Raul Paulino da Silva, un auxiliar de 25 años que participó de las protestas de Rio esta semana reconoció que “es la clase media, sin duda, pero la clase media también usa el transporte público, la clase media precisa de la universidad pública una enseñanza de calidad: estamos aquà en eso".
Quienes encendieron las protestas son jóvenes de clase media-baja, de familias que han ascendido en la escala social pero que sienten que su renta ya no crece y que el bienestar que alcanzaron es precario, sostuvo el sociólogo Fornazieri, quien indica que fue profesor de algunos de los organizadores de las protestas en Sao Paulo.
"Esa clase media no tiene una seguridad social efectiva, el acceso a los puestos de salud es muy complicado (…), los hospitales públicos que ella frecuenta están bastante dañados y el transporte público que usa está deteriorado en las grandes ciudades", agregó.
Esos reclamos terminaron contagiando a una clase media-media brasileña, sobre todo de profesionales liberales con un nivel de ingreso mayor pero que acusa el alto costo de la salud o educación privada, que sube por encima de la inflación.
"Con la ascensión de la clase media-baja esa clase media-media perdió su estatus de diferencia", indicó. "Para mantener su estándar de vida paga mucho y hay un descontento en ambos sectores sociales".
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Inclusión y consumo
"Los más pobres no se manifiestan porque están trabajando para comer y sobrevivir", razonó Adriana Benedict, una profesora universitaria de 58 años que fue a la protesta del jueves en Rio.
Pero Luiz Carlos Faria, un arquitecto de software de 29 años que participó de la misma marcha, dijo a BBC Mundo que "la clase más baja es subsidiada por el gobierno".
"La clase media, que produce para el Estado, es la que consigue de alguna forma traer beneficios para el paÃs", agregó.
Todo esto apunta a problemas irresueltos de Brasil en términos de cohesión e igualdad social.
El diario estadounidense The New York Times recordó en un editorial sobre estas protestas que el Banco Mundial coloca al paÃs sudamericano como la séptima mayor economÃa del planeta, pero entre el 10% más bajo en igualdad de ingresos.
"El movimiento (de protestas) expuso la división social de Brasil", dijo Paulo Henrique Martins, un brasileño que preside la Asociación Latinoamericana de SociologÃa.
Martins negó que el crecimiento económico reciente del paÃs haya mejorado la cohesión de su sociedad.
"El problema del gobierno de Dilma es que cree que la ciudadanÃa es la inclusión por el consumo: yo te financio la motocicleta, la heladera o un auto, y tú ahora eres clase media", dijo a BBC Mundo.
"La ciudadanÃa es algo más complejo, es la conciencia de los derechos civiles y sociales, la familia, la solidaridad", añadió. "No es la inclusión por el consumo".