La decisión del Tribunal Constitucional del 25 de septiembre, 2013,
sobre la nacionalidad dominicana, nos trae a la memoria algunas
actuaciones históricas,en que “se tomaron el toro por los cuernos”; mas
ahora, en los anales de la humanidad sensible, se consideran, y en
efecto, son perniciosas, deshumanizantes y contrarias a lo que es
practicable, justo y consensuado en las naciones que componen la familia
del globalizado mundo llamado Tierra.
La sentencia del TC, desconcierta; por un lado hay quienes ven como bueno y válido lo decidido; pero muchos otros ven que el dictamen es motivo de un “tollo en la legislación sobre migración”.
La deliberada manera de concretar la ley,en vez de corregir el problema sobre los dominicanos nacidos, criados y vivientes, crea problemas de seriedad que se deben, tal vez, a una o más de las siguientes razones: prejuicio social, intolerancia racial, antipatía, desprecio cultural, venganza histórica, nacionalismo exagerado, actitud prepotente,indolencia deshumanizante, temor o inseguridad por percepción mal concebida,y sin fundamento.
Lo que pasó con el TC y la ley de migración, debe ser ponderado por todos los dominicanos y haitianos de ambos lados de la frontera; pero de manera especial, por los jefes de Estados, funcionarios gubernamentales, directores de empresas comerciales e industriales, regentes de organizaciones no gubernamentales, así como por dirigentes de instituciones eclesiales.
Se pueden mencionar algunos casos bien conocidos para que sirvan de ejemplos de errores de decisiones tomadas legalmente, monárquicamente, constitucionalmente, apegados a la norma aceptada en su momento por el poder que regía, nacionalismo, fundamentos doctrinales, y aceptación del conglomerado de estos tiempos:
a) la actitud faraónica en Egipto en tiempos de las grandes construcciones por un pueblo subyugado;
b) la persecución de cristianos por los emperadores romanos,
c) pero luego las persecuciones de cristianos a cristianos durante la edad media
d) la Masacre de San Bartolomé en Francia, asesinato de masa (10,000) de los hugonotes (cristianos protestantes) la noche del 23 al 24 de agosto de 1572.
e) La inquisición, institución judicial, bien organizada, creada por el pontificado con la misión de suprimir la herejía.
f) el holocausto, la persecución y matanza a judíos por Hitler y el Nacional Socialismo de Alemania, que creían en la superioridad racial.
Hay numerosos actos en la historia de la humanidad que son recordados con vergüenza, incredulidad y anhelos de no ser repetidos de nuevo; pero aun hoy decisiones bochornosas que se cometen continuamente. Entre estas, se añade lo que establece el Tribunal Constitucional como criterio de la nacionalidad en la República Dominicana,que es una confabulación maligna, y será una nefasta mancha que prevalecerá en la historia de esta nación. Como se sabe: no todo acontecimiento histórico es bueno. No todas las acciones y ejecuciones que se toman de acuerdo a embalajes legales son apropiadas, justas y condescendientes.
El expresidente Bush padre, dijo una vez: “hay actuaciones (legales) que no son necesariamente acciones correctas, justas y humanas”. La decisión del TC tiene esta característica. Lo es en particular por fundamentar la decisión sobre la condición de “extranjero en tránsito”,y por la insólita y mal fundada decisión de retroactividad desde el año 1929.
La sentencia del TC, desconcierta; por un lado hay quienes ven como bueno y válido lo decidido; pero muchos otros ven que el dictamen es motivo de un “tollo en la legislación sobre migración”.
La deliberada manera de concretar la ley,en vez de corregir el problema sobre los dominicanos nacidos, criados y vivientes, crea problemas de seriedad que se deben, tal vez, a una o más de las siguientes razones: prejuicio social, intolerancia racial, antipatía, desprecio cultural, venganza histórica, nacionalismo exagerado, actitud prepotente,indolencia deshumanizante, temor o inseguridad por percepción mal concebida,y sin fundamento.
Lo que pasó con el TC y la ley de migración, debe ser ponderado por todos los dominicanos y haitianos de ambos lados de la frontera; pero de manera especial, por los jefes de Estados, funcionarios gubernamentales, directores de empresas comerciales e industriales, regentes de organizaciones no gubernamentales, así como por dirigentes de instituciones eclesiales.
Se pueden mencionar algunos casos bien conocidos para que sirvan de ejemplos de errores de decisiones tomadas legalmente, monárquicamente, constitucionalmente, apegados a la norma aceptada en su momento por el poder que regía, nacionalismo, fundamentos doctrinales, y aceptación del conglomerado de estos tiempos:
a) la actitud faraónica en Egipto en tiempos de las grandes construcciones por un pueblo subyugado;
b) la persecución de cristianos por los emperadores romanos,
c) pero luego las persecuciones de cristianos a cristianos durante la edad media
d) la Masacre de San Bartolomé en Francia, asesinato de masa (10,000) de los hugonotes (cristianos protestantes) la noche del 23 al 24 de agosto de 1572.
e) La inquisición, institución judicial, bien organizada, creada por el pontificado con la misión de suprimir la herejía.
f) el holocausto, la persecución y matanza a judíos por Hitler y el Nacional Socialismo de Alemania, que creían en la superioridad racial.
Hay numerosos actos en la historia de la humanidad que son recordados con vergüenza, incredulidad y anhelos de no ser repetidos de nuevo; pero aun hoy decisiones bochornosas que se cometen continuamente. Entre estas, se añade lo que establece el Tribunal Constitucional como criterio de la nacionalidad en la República Dominicana,que es una confabulación maligna, y será una nefasta mancha que prevalecerá en la historia de esta nación. Como se sabe: no todo acontecimiento histórico es bueno. No todas las acciones y ejecuciones que se toman de acuerdo a embalajes legales son apropiadas, justas y condescendientes.
El expresidente Bush padre, dijo una vez: “hay actuaciones (legales) que no son necesariamente acciones correctas, justas y humanas”. La decisión del TC tiene esta característica. Lo es en particular por fundamentar la decisión sobre la condición de “extranjero en tránsito”,y por la insólita y mal fundada decisión de retroactividad desde el año 1929.