La revelación sobre lo que estaba ocurriendo con las compensaciones impositivas en Entre Ríos, no fue producto de una casualidad, ni de las tareas de control que deberían existir, sino que fueron denuncias vinculadas a peleas entre funcionarios. Los hechos habrían venido ocurriendo desde el año 2007 y ponen en evidencia la altísima corrupción que existe en el gobierno de Sergio Urribarri.
"(...) Y para sorpresa de todos se descubrió que la denuncia surgió desde la Dirección de Interior de ATER. ¿Quién es el responsable de la misma y el que se encargó de destapar semejante olla?: Francisco Valiero, "Pancho", el hermano del ministro de Economía, Diego Valiero, o sea del enemigo N°1 de Casaretto, el hombre que ocupa el cargo que él tanto anhela. (...)"
PARANÁ (Especial para Urgente24). Marcelo Casaretto es un dirigente que hace años viene bregando por ocupar espacios de poder a los que nunca pudo acceder mediante el voto de la ciudadanía. De todas formas su “militancia” le permitió llegar a ser el responsable máximo de la Agencia Tributaria de Entre Ríos (ATER), que es la encargada de la recaudación impositiva en la provincia. Claro que él aspiraba la llegada a otro lugar más alto: El Ministerio de Economía, y desde su llegada a ATER no cejó ni un solo día por ir tras ese premio.
El cargo de Ministro de Economía está a cargo, desde el año 2003, es decir desde cuando Busti era gobernador, del contador Diego Valiero, un hombre que a pesar de ser del riñón bustista, Urribarri nunca dejó de prescindir de sus servicios, aunque muchos suponen que es inamovible gracias a su docilidad y obediencia, antes que a su capacidad como administrador. Sea como sea, hace once años que está ahí y es muy difícil que Urribarri lo remueva, porque sería imposible conseguir alguien con esas características de mansedumbre, tan distintivas de Valiero. A pesar de ello, Casaretto nunca dejo de insistir, aun conociendo que él es muy resistido por el propio Urribarri y mucho más por su entorno de alcahuetes.
La revelación sobre lo que estaba ocurriendo con las compensaciones impositivas en Entre Ríos, no fue producto de la casualidad y mucho menos debido a alguna auditoría u otro tipo de control (que de hecho no existen), sino porque alguien, que no fue precisamente Casaretto como se pretendió hacer creer, se encargo de hacer conocer. Una investigación del medio digital, Página Judicial, reconstruyó el desarrollo de los hechos, y de esa forma se pudo determinar de dónde había surgido la novedad.
Y para sorpresa de todos se descubrió que la denuncia surgió desde la Dirección de Interior de ATER. ¿Quién es el responsable de la misma y el que se encargó de destapar semejante olla?: Francisco Valiero, “Pancho”, el hermano del ministro de Economía, Diego Valiero, o sea del enemigo N°1 de Casaretto, el hombre que ocupa el cargo que él tanto anhela.
Por ese motivo ahora se sospecha que “Pancho”, al enterarse de la maniobra, y que la misma se venía realizando desde hacía bastante tiempo, habría aprovechado para darle una mano a su hermano ante quien le quiere arrebatar su lugar. De todas formas alguien alertó a Casaretto, y este para cubrirse salió rápidamente a hacer suya la denuncia.
Las derivaciones que en un principio amagó tener semejante estafa, pueden quedar sin embargo en aguas de borraja por dos motivos: Primero el gobierno por medio de la Fiscalía de Estado se presentó como querellante, lo cual significa controlar de cerca la marcha del expediente y segundo porque al frente de la investigación quedó un “fiscal auxiliar”, una figura jurídica que prevé el nuevo sistema acusatorio pero que aún no está vigente en la provincia.
Ese fiscal auxiliar designado para “continuar” con las pesquisas es Gervasio Labriola, un joven abogado de escasa carrera en el ámbito penal y que hasta el año pasado estuvo al frente de la Dirección del Registro Civil de la provincia. Pero cuenta con un aval más que importante: es sobrino político del presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, José Allende, un personaje que es considerado como el gobernador en las sombras debido al poder que ha logrado (su caso merecerá una nota aparte oportunamente).
Más allá del motivo por el cual esta grave situación haya saltado a la luz, lo que queda claro es que la misma quizá solo sea la parte visible más pequeña del inmenso iceberg que se estima sería la corrupción en los pagos del “gran soñador”. Ante la luz de los acontecimientos denunciados, es muy comprensible inferir que por algo el gobierno kirchnerista de Entre Ríos, que encabeza Sergio Urribarri, haya aumentado los impuestos un 622% desde el año 2007.
La maniobra descubierta por una pelea interna entre funcionarios de muy baja calaña, pone en evidencia que Entre Ríos se ha convertido en una tierra de saqueos, donde el gobierno es un actor fundamental.
Queda poco tiempo y el afán desesperado por llevarse cada uno su parte los deja en evidencia. Son, sin duda, los últimos manotazos.
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