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El teletrabajo pandémico ha creado un nuevo tipo de oficina en millones de hogares alrededor del mundo: la mesa del comedor se convirtió en escritorio, los niños se volvieron personajes recurrentes e involuntarios de las reuniones en Zoom y perros y gatos ahora compiten por el monopolio del teclado.
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El cambiotambién ha transformado sustancialmente la industria de la moda: “La pandemia significó demasiada locura en nuestra vida”, dijo una ejecutiva de Google que nota que ahora preferimos ropa más cómoda y suavecita para compensar por el caos y la incomodidad de esta temporada.
Las prendas que vestimos no solo son un reflejo de nuestra ocupación, del clima o de la situación económica.
Tal como lo saben los seguidores de The Crown, donde el guardarropa de la princesa Diana es uno de los protagonistasde la más reciente temporada, la ropa también es drama y parte integral de lo que queremos contar, un modo de telegrafiar nuestras emociones y nuestra identidad.
En Tailandia, los anillos que llevan las mujeres kayan en el cuelloalimentan una industria turísticaque se beneficia del drama de ese pueblo de refugiados birmanos y perpetúa una opresiva tradición.
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“No se ve lindo sin los anillos”, dijo Ma Tae, de 63 años, quien lleva 23 anillos en su cuello, así como espirales en las piernas.Amanda Mustard para The New York Times
Para miles de jovencitas que crecimos en la frontera entre Estados Unidos y México en los años noventa, llevar el labial rojo y la chaqueta de mezclilla con estoperoles como Selena eran una forma fácil de sentir que las chicas comunes y corrientes podían triunfarsobre un escenario (o fuera de él).
Las fotos de paseo de una pareja en Italia y Suiza intrigan a un coleccionista irlandésColección de William Fagan
Un hombre, una mujer y un perro viajan por el lago Como en Italia en los años cincuenta. Alguien toma primorosas fotografías de esos días y, después, guarda la cámara y no revela el rollo. ¿Por qué? Un coleccionista irlandés quiere descifrar el misterio [en inglés].
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