¡Es viernes! Aquí están algunas de las mejores lecturas de la semana de The New York Times, con eñes y acentos. ¿Te reenviaron este boletín? Regístrate aquí. |
Poco a poco, nuestro mundo empieza a dividirse en dos: el de los vacunados y los que aún faltan por vacunarse. |
Los vacunados han empezado a viajar, a socializar y —aunque los expertos dicen que no deberían— también a respirar sin cubrebocas. |
Los no vacunados, mientras tanto, batallan con sistemas deficientes de citas, esperan sus turnos y empiezan a usar doble mascarilla. |
Y ese espacio raro donde chocan ambas realidades revela algunas de nuestras fortalezas y fallos, como personas y como países. Unos intentan saltarse la fila con engaños o sobornos. Otros se arman de paciencia, redoblan precauciones o piensan en los demás. |
| Una fila para recibir la vacuna AstraZeneca en Ciudad de México esta semanaAlfredo Estrella/Agence France-Presse — Getty Images |
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En Latinoamérica, donde son muy notorias las fronteras entre los inmunizados y los aún vulnerables y donde el egoísmo y la solidaridad chocan de forma dramática, ha habido algunas novedades: |
Cuba, donde escasea incluso el pan, anunció que la Soberana 02, su vacuna nacional, estaba cerca de aprobarse; la noticia abriría la puerta no solo a que toda la isla quede inmunizada, sino a posibles donaciones a otros países y también a un inusual turismo médico. Y Perú ha sido remecido con la revelación de que cientos de personas cercanas al poder —funcionarios, empresarios, médicos— se vacunaron de manera irregular con un lote de Sinopharm destinado para un ensayo clínico. |
Y es que, frente a la oportunidad de acceder a la inyección que podría devolvernos un poco del mundo que hemos perdido, los humanos somos impredecibles. |
Y en Massachusetts, donde el gobierno anunció que quien acompañe a una persona de la tercera edad al centro de vacunación también recibiría la vacuna, algunos empezaron a ir puerta por puerta a buscar a alguien que necesitara un aventón. |
La urgencia no es solo individual. Algunas naciones que tienen suministro —como India, China y Emiratos Árabes Unidos— buscan ampliar sus redes de aliados y han donado dosis, incluso a costa de sus propios ciudadanos. Y ya se estudian alternativas de documentos de viaje para comprobar que las personas están vacunadas, algo que podría acentuar las disparidades y acercarnos a una distopía donde la movilidad internacional estaría reservada para unos pocos. |
Los países de América Latina, recomiendan los analistas Miguel Lago y Anna Petherick, deben trabajar en conjunto para evitar que las desigualdades preexistentes de la región no se agudicen en materia de salud. Después de todo, una vacuna de acceso limitado es prácticamente inútil si lo que buscamos es recuperar la vida en común, esa en la que los médicos tienen tiempo para dormir, en la que se conversa con un desconocido en la fila del supermercado y en la que abrazar a una pareja de recién casados en su fiesta de matrimonio no es un deporte de alto riesgo. |
Al final, una vacuna no salva vidas, sino que, como dijo el profesor A. David Paltiel, de la Escuela de Salud Pública de Yale, "los programas de vacunación salvan vidas". |
| "Cuando los árboles se pongan verdes, la situación empeorará", dijo el alcalde de Panjwai, refiriéndose a la primavera, cuando los talibanes pueden moverse al amparo del follaje floreciente.Jim Huylebroek |
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| …Y AQUÍ ALGO PARA TU FIN DE SEMANA Recorre el mundo sin salir de casa con estas lecturas. | | | | | | | | | |
| Una multitud durante el funeral de un destacado rabino en Jerusalén, en enero de 2021Dan Balilty para The New York Times |
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En Israel, las comunidades ultraortodoxas están entre las más afectadas por el coronavirus, con el 28 por ciento de contagios del país. Esto se debe a que familias numerosas viven en casas pequeñas y también a que en general, han desatendido las medidas del gobierno secular. Un fascinante reportaje nos lleva al interior de una comunidad que a menudo se siente incomprendida. |
Este fin de semana concluye el Abierto de Australia. Durante cinco días el evento se jugó ante el público y "los deportes volvieron a sentirse como DEPORTES", observó Matthew Futterman desde Melbourne. Y luego, cuando las autoridades determinaron que el resto de los partidos sería a puerta cerrada debido a un súbito brote de coronavirus, el silencio. |
¿Qué medidas has tomado para sentirte mejor en la pandemia y alegrar a otros? Yo, como no tengo mucha suerte con las plantas, he recurrido a las flores. No he sido la única, a juzgar por las cifras de la industria: los floristas reportan un repunte en sus ventas. |
| "Ya sea una muerte o una grandiosa ocasión positiva, queda mucho amor que necesita expresarse", dijo Emily Scott, una florista de HarlemJackie Molloy para The New York Times |
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