Mientras asume un nuevo ministro de Educación en Brasil (uno de sus más reconocidos intelectuales de Brasil, el profesor Renato Janine Ribeiro. El cargo estaba vacante tras la renuncia de Cid Gomes, quien calificó al díscolo presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (del partido socio del PT, PMDB, aunque no es ningún 'aliado') y a sus colegas, de "400 extorsionadores", 2 bombas molotov contra sedes del Partido de los Trabajadores. Una, en Jundiaí (Sao Paulo); otra en la jefatura para el municipio de Sao Paulo (que gestiona el PT, vía Fernando Haddad). Preocupa que, además del altísimo costo de la llamada 'gobernabilidad' en Brasil, esto pueda resultar el inicio de una escalada de violencia política, según la columnista de la web Brasil/247, Tereza Cruvinel, ex funcionaria de Luiz Inácio Lula da Silva, vale la pena considerarlo porque ella desliza la siguiente conclusión: "Los responsables son los que instiga ron el odio y la intolerancia contra el PT, dirigiendo hacia la agrupación oficialista las frustraciones con un sistema que este partido no creó, aunque en verdad no haya conseguido escapar de sus tentáculos."
Exterior de la sede del PT en Jundiaí, Sao Paulo.
por TEREZA CRUNIVEL
BRASILIA (247). El día 15 de marzo, la noticia de la explosión de una bomba molotov en la sede de la oficina del Partido de los Trabajadores en Jundiaí (Sao paulo) fue tragada por la caudalosa cobertura de las manifestaciones contra la agrupación de la presidenta Dilma Rousseff.
En la madruga del miércoles, otra bomba artesanal fue arrojada contra la dirección del PT para el municipio de Sao Paulo.
No importa de quien fue la mano que tiró las bombas molotov contra las oficinas del PT. Y si no fueran del PT, sino de otros partidos, tendrían la misma gravedad.
Este germen de violencia política, que estaba hibernando desde el final de la dictadura, fue reactivado por todos los que en los últimos tiempos se esforzaron para descalificar la política.
Por todos los que instigaron el odio y la intolerancia contra el PT, dirigiendo hacia la agrupación oficialista las frustraciones con un sistema que el partido no creó, aunque en verdad no haya conseguido escapar de sus tentáculos.
Estamos chocando el huevo de la serpiente de la intolerancia política, dijeron muchos.
La cobertura de las manifestaciones que exaltaron una protesta en la que se ahorcaron muñecos con las figuras de Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva, en las que desfilaron cruces esvásticas y se estigmatizó a beneficiarios de planes sociales, en las que se pidió el regreso de la dictadura y de los militares, ayudó mucho a calentar el nido.
La Operación Lava Jato, con investigaciones selectivas, mirando al PT y evitando otras agrupaciones, también contribuyo al fermento antiPT.
La postura rabiosa de la oposición y la ambivalencia del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el que más oposición hace al Gobierno, son otros de los ingredientes. También el PT instigó al "nosotros contra ellos en la campaña del año pasado".
En este caldo de cultivo para la intolerancia, es que se están criando en Sao Paulo, la tierra del odio más vivo al PT, estos aprendices de terroristas. Sí, sin exagerar, el nombre es este, según definiciones académicas y de sentido común.
Terroristas son las acciones políticas violentas dirigidas contra blancos específicos. Y exactamente es esto que comienza a hacerse contra el PT, al que hoy .le toca el turno, pero mañana puede ser contra cualquier partido o o institución política.
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