Gran tensión política en Brasil. El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (del PMDB, aliado del PT), quien rompió con el gobierno de Dilma Rousseff, tras intentar infructuosamente obtener la cabeza del fiscal general, Rodrigo Janot, manifestó su apoyo a la apertura de un juicio político a la presidenta Dilma Rousseff. Tras un pronunciamiento por cadena de radio y TV en la que exaltó su gestión al frente de la Cámara de Diputados, Cunha envió por Facebook un mensaje indicando que en agosto comenzará a evaluar las cuentas públicas relativas al 2014 "que pueden costar el mandato" a la jefa de Estado. La radicalización de Cunha, quien anunció su ruptura con el gobierno, llega en momentos en que el fiscal Janot podría pedir en los próximos días que se aparte del cargo de jefe de la Cámara baja. Cunha se encuentra irritadísimo por la denuncia en su contra respecto a pedidos de sobornos para viabilizar contratos con la petrolera es tatal Petrobras, hecha por el empresario Julio Camargo. Cunha ofreció dar marcha atrás en su decisión de romper con el gobierno si la presidenta Dilma Rousseff decidía reemplazar a Janot, cuyo mandato expira en septiembre. Pero no es lo único que sucede en Brasil. También se encuentra la sospecha por corrupto contra Luiz Inácio Lula da Silva.
Luiz Inácio Lula da Silva: ¿Lo mejor quedó atrás? AFP PHOTO / Nelson ALMEIDA
2 lecturas muy interesantes sobre el futuro inmediato de Brasil, el mayor país de Sudámerica, socio comercial N°1 de la Argentina.
Por un lado, Leonardo Attuch, editor responsable de la web Brasil/247, muy cercana al oficialismo 'petista', quien aborda la ruptura del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, con el gobierno de Dilma Rousseff:
Para la Operación Lava Jato (corrupción en negocios con el Estado), que destapó fraudes a la petrolera estatal Petrobras, llegó el turno del diputado Eduardo Cunha, presidente de la Cámara baja de Brasil.
Acusado por el delator y empresario Júlio Camargo, de la empresa Toyo Setal, de pedir un soborno de US$ 5 millones para un contrato de alquiler de sondas para Petrobras, Cunha anunció su ruptura con el gobierno de Dilma Rousseff y señaliza que habilitará una suerte de vía rápida para el análisis de la prestación de cuentas públicas relativas al 2014 y de otros gobiernos, abriendo el camino a un eventual proceso de impeachment.
Ese proceso se apoyaría en la decisión del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) sobre los llamados "pedaleos fiscales". Cunha podría ser, por lo tanto, un nuevo "hombre-bomba" capaz de implosionar a Brasil.
Sin embargo, el poder de fuego del presidente de la Cámara baja puede ser más limitado de lo que se imagina.
Hoy, si decidiera contar todo lo que sabe, especialmente la forma en la que fue electo, podría causar estragos más duros al Poder Legislativo que al Ejecutivo, que, además, hizo lo que pudo para impedir su elección.
De los 267 diputados que lo votaron, garantizando su victoria en primera vuelta, ¿cuántos lo hicieron realmente por convicción?
Esa circunstancia podría, eventualmente, ser una carta de triunfo a favor de Cunha, debido a que como tiene muchos parlamentarios en sus manos podría obligarlos a votar de acuerdo a sus intereses.
Ocurre que la traición es la regla número uno de la política y Cunha ya tiene adversarios no sólo en la bancada del oficialista PT sino dentro de su propio partido, el PMDB, que ya discute sobre su sucesión al frente de la Cámara de Diputados.
Uno de los gritos de alerta lo dio el diputado del PMDB y ex gobernador de Pernambuco Jarbas Vasconcelos, quien acusó a Cunha de ser un dictador.
En el Congreso hay una gran revuelta por el ritmo con el que CUnha condujo votaciones de temas importantes, como la reforma política, por lo que existe como probabilidad es que, después de Cunha, todo lo que se decidió atropelladamente sea objeto de una revisión calma y ponderada.
Además, incluso si Cunha tuviera toda la capacidad del mundo para incendiar Brasil, nadie sabe si él llegará a savo hasta agosto. Fue irónico con la Policía Federal, a la que pidió que no vaya a su casa antes de las 6 de la mañana para no despertarlo, y amenazó al Fiscal General, Rodrigo Janot.
Cunha puede ser implosionado antes de accionar sus explosivos.
Hace unos días, el expresidente Lula da Silva se reunió en Brasilia Dilma Rousseff y sus ministros más cercanos y les dio un recado tajante: “La agenda del Gobierno no puede estar ocupada por la operación Lava Jato”. Y añadió: “Salgan a la calle y muestren las obras que han hecho”. Pero la apertura de una investigación de la fiscalía contra Lula por presunto tráfico de influencias y las acusaciones de uno de los empresarios envueltos en el escándalo de Petrobras contra Eduardo Cunha, del PMDB, el mayor aliado del Gobierno, que habría recibido sobornos millonarios, sume a Brasil en la incertidumbre.
Zarandeado por dos crisis, una económica y otra política, esta última considerada una de las más graves de su historia democrática, es difícil imaginar cómo el país podrá salir del rompecabezas en el que se encuentra: no solo dos expresidentes (Collor y Lula), sino la propia Rousseff, los líderes del Congreso y del Senado y unos 30 diputados y senadores de varios partidos están bajo sospecha de ilegalidades y corrupción.
La pregunta que se hacen los brasileños es quién queda para ofrecer un mínimo de confianza a una sociedad que ha convocado para el 16 de agosto una nueva manifestación, apoyada por la oposición, contra el Gobierno, la crisis económica y la corrupción. El único aplauso popular es para los jueces que están enfrentándose por primera vez a políticos y empresarios.
El ministro de Economía, el liberal Joaquim Levy, se esfuerza por hacer unos mínimos ajustes económicos para parar la sangría de la deuda pública e intentar que la economía vuelva a crecer. Su temor es que Brasil pueda perder el grado de inversión, un miedo que él mismo ha confesado a los congresistas. Sus esfuerzos se ven frenados, sin embargo, por la lucha sorda entre el Congreso y el Gobierno que, en la práctica, ha perdido su mayoría de apoyo y no hace más que coleccionar derrotas.
Es, en efecto, un momento de una cierta agonía ante una crisis que ha dividido gravemente a una sociedad irritada, entre los que exigen un cambio de Gobierno y los que acusan a la oposición, sobre todo a la del PSDB, de “golpismo” y de no haber aceptado el resultado de las urnas que dio la victoria a Rousseff.
La apertura de una investigación criminal contra el carismático Lula, añade si cabe, un nuevo factor de inestabilidad, ya que no se sabe aún qué reacción generará en su partido y en los movimientos sociales, al mismo tiempo que se aleja la posibilidad de su posible candidatura en 2018, una idea que acababa de ser lanzada por sus correligionarios del PT.Se ha llegado a decir que hay seguidores “dispuestos a morir” por él, mientras cada vez es más evidente su divorcio político de Dilma. Lula, uno de los más hábiles estrategas de la política brasileña, ha preferido, por ahora, la prudencia del silencio.
Este mensaje y la lista de suscriptores a quienes es enviado cumple con lo establecido en la la Ley Nº 25.326 Art. 27 Inc. 3 (Ley de "Habeas Data") de la República Argentina.
Copyright 2013 Urgente 24 | Todos los derechos reservados.
Dele clic para ampliar esta noticia http://noticiard.com/ con nosotros siempre estará comunicado y te enviamos las noticias desde que se producen, registra tu Email y estara más informado.
