Con un esperado crecimiento negativo del PIB para 2016, el agujero en el presupuesto rondaría los 130.000 millones de reales (unos US$ 37.000 millones) en relación a lo estimado en abril, cuando se presentó al Congreso el proyecto de ley de directrices presupuestarias. Dilma Rousseff y la Administración PT afirma que no puede bajarse más el gasto público y por ese motivo pretende apelar a reinstrumentar el impuesto a las transacciones financieras (CPMF), que es de fácil recaudación pero provoca el unánime rechazo de empresarios y legisladores opositores. Luiz Inácio Lula da Silva respaldó el regreso del tributo pero el vicepresidente Michel Temer (líder del partido aliado PMDB) lanzó un mensaje ambiguo hacia adentro y afuera: "Es apenas un rumor". Finalmente, Dilma parece desistir porque, precisamente, no cuenta con los votos suficientes en el Legislativo. El Estado tiene que aprender a gastar lo estrictamente necesario, en especial en estos pa íses latinoamericanos tan propicios a la corrupción con los recursos públicos. Lo que sucede en Brasil no sólo es para los K argentinos sino también para Cambiemos ya que ni la UCR ni el PRO en sus respectivas administraciones municipales han aliviado al contribuyente, todo lo contrario: se montaron en la ola gastopúblico alcista de la Década Ganada.
Dilma Rousseff afronta un problema: Es fácil subir el gasto, el problema es bajarlo más tarde.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Reducir el déficit fiscal y hasta alcanzar el superávit fiscal no equivale a reducir el gasto público porque también puede surgir de expoliar al contribuyente. Por ese motivo, el debate no puede reducirse al déficit fiscal sino que debe llegar al monto del gasto público, su forma de financiación y el destino de los recursos.
Tras reunirse el sábado 29/08 con los ministros Aloizio Mercadante (Casa Civil) y Nelson Barbosa (Planificación), la mandataria Dilma Rousseff habría desistido de impulsar la creación de un nuevo impuesto a los débitos bancarios desde el 2016, informó la web Brasil 247.
De esta manera, el gobierno brasilero tendrá que rever la meta fiscal del próximo ano, que prevé un superávit de 0,7% del PIB.
Sin los aproximadamente 80.000 millones de reales que serían recaudados con el impuesto CPMF (Contribución Provisoria sobre los Movimientos Financieros), conocido como 'impuesto al cheque', extinto desde 2007, el gobierno deberá explicitar un porcentaje de déficit fiscal para el año venidero, lo que aumenta el riesgo de perder el preciado grado de inversión, a menos que el recorte del gasto resulte más ambicioso.
La reinstauración del CPMF fue ampliamente rechazada por congresistas y empresarios.
El déficit previsto para 2016 es de unos 140.000 millones de reales. Se prevé para este domingo 30/08 una nueva reunión entre la presidenta y sus colaboradores.
Antes, el ministro de Hacienda de Brasil, Joaquim Levy, manifestó la necesidad de recuperaar el CPM, para cerrar el déficit fiscal del país, y advirtió que sin el nuevo tributo habrá consecuencias para la economía.
"Nadie puede afirmar con que un mayor gasto sin más impuestos es viable", dijo el ministro en la localidad de Campos do Jordao, en el estado de Sao Paulo, al hablar en una conferencia sobre mercados financieros. "Si quieren convertirse en Grecia y decir no a ningún tipo de impuestos, eso tendrá consecuencias", señaló.
El Gobierno brasileño preparaba el envío al Congreso de un proyecto de ley para reinstalar el CPMF, con una alícuota de 0,38% a los débitos bancarios, lo que le permitiría recaudar unos 70.000 millones de reales al año.
Sin duda que es un impuesto regresivo, pero en la Argentina, por ejemplo, no parece importarle a nadie porque los contribuyentes lo trasladan al precio final a los consumidores, o intentan frenar su bancarización, dándole casi una justificación a la economía en negro.
En Brasil, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva defendió la llamada Contribución Provisoria sobre los Movimientos Financieros (CPMF) o impuesto al cheque.
El ex mandatario habló en un seminario en Sao Bernardo do Campo que contó con la presidencia del ex presidente de Uruguay, José Mujica.
Lula dijo que "no se si es verdad que (el ministro de Salud, Arthur Chioro) defendió la CPMF. Pero es verdad que ese tributo nunca debió haber sido suprimido".
Lula tiene un enfoque de la coyuntura brasilera que puede alejarlo definitivamente de corporaciones que lo ayudaron a mantenerse en el poder.
Creada en 1997 por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, el CPMF fue eliminado por el Poder Legislativo en 2007.
El ministro de Salud, Arthur Chioro, defiende una alícuota de 0,38%o, que regía cuando el CPMF fue anulado 8 años atrás. Al parecer, resulta difícil.
En las actuales condiciones políticas, el Palacio del Planalto no tiene fuerza para un enfrentamiento en el Congreso del que pueda salir victorioso, lo que recomienda, por ahora, retroceder con la propuesta o, al menos su retiro provisorio de escena para volver a presentarlo con un formato más aceptable. Por ejemplo, que en el debate intervengan funcionarios idóneos. ¿Cómo es que el vocero de la propuesta fue el ministro de Salud, Arthur Chioro?
"Por mayor que sea el griterío de las entidades empresariales, la vuelta de la CPMF está prevista en el proyecto de ley presupuestaria de 2016 que será enviado al Congreso Nacional esta semana. Eso porque es prácticamente un consenso en el equipo económico que el espacio para reducciones de gastos es mínimo, en un presupuesto enyesado por gastos obligatorios, como los de pagos de salarios y jubilaciones.
Los cortes de gastos anunciados, como reducción de ministerios, implicarán ahorros poco significativos. En realidad las estructuras actuales serán transformadas en secretarías en vez de ministerios, pero no serán extinguidas.
El jueves (27) vino la última señal de alerta, cuando el gobierno divulgó el resultado fiscal de julio: un déficit primario de 7.200 millones de reales que trajo el resultado del semestre a 9.100 millones, o menos del 0,27% del PIB. Se trata de un resultado distante de la meta del año que -aunque pequeña- es de 0,15% positivos.
Es decir: más allá de la posible revisión del resultado de este año, para tener algún colchón financiero en 2016 habrá que cobrar nuevos impuestos.
Es justamente ahí que la CMPF gana fuerza entre otras alternativas, como los impuestos a las herencias, a las grandes fortunas o a los dvidendos distribuidos por las empresas. Según Everaldo Maciel, que fue secretario de la Receita Federal e implantó el también conocido como "impuesto al cheque" durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, la CPMF es "un tributo que produce un buen volumen de recursos, con bajo esfuerzo administrativo". En suma, sería la solución más viable para una situación de emergencia como la actual.
La gran dificultad será construir algún consenso político, con la base parlamentaria de apoyo al gobierno desmantelada. Los presidentes del Senado y la Cámara baja, Renan Calheiros y Eduardo Cunha, ya se manifestaron contra el regreso de la CPMF, pero la esperanza del Palacio de Planalto está en los gobiernos estaduales, cuyas finanzas están aún más frágiles que las federales.
La apuesta es que los gobernadores presionarán a sus bancadas en el Congreso para que aprueben algún refuerzo fiscal en 2016."
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