Golpe, insurrección, rebelión. Sí, todos intentamos comprender qué pasó en Washington.
Es el primer viernes de 2021, un año que de pronto parece solo una secuela recargada de 2020. Aquí tienes algunas de nuestras mejores lecturas en español. |
Las vimos todos, las imágenes de desorden y caos en el Congreso estadounidense: vidrios rotos, gases lacrimógenos, multitudes desatadas con indumentaria de camuflaje, saqueo. En todo el mundo hay episodios de tumulto legislativo y violencia. Esta vez se sentía distinto. ¿Lo era? |
La escena de “una turba desbandada en la ciudadela de la democracia”, como la describió Peter Baker en esta estupenda crónica, era, más bien, una terrorífica postal del derrumbe del excepcionalismo estadounidense: “esto no es Estados Unidos”, dijo una congresista en la capital. ¿Qué estaba pasando? |
Minutos antes de que irrumpieran en el Capitolio, el presidente Trump había arengado a la turba. Horas después, cuando les pidió que se marcharan, también les dijo a los extremistas que los amaba. Ayer se supo que ha coqueteado con la idea de otorgarse a sí mismo un indulto presidencial. |
Durante años, observa Ezra Klein, los republicanos dijeron que a Trump había que tomarlo en serio, pero no al pie de la letra. Esta semana fue más que obvio que sus partidarios sí interpretan sus palabras de manera literal. |
La madrugada del jueves, cuando los legisladores, ojerosos y enmascarados, al fin ratificaron la victoria de Joe Biden como presidente, el capellán del Congreso dijo en una plegaria: “Estas tragedias nos han recordado que las palabras importan y que el poder de la vida y la muerte reside en la lengua”. |
¿Qué vocabulario usamos para describir y entender lo que pasó? ¿Golpe, insurrección, ataque? Encontrar las palabras adecuadas no es solo un ejercicio de reflexión e introspección. También puede ser la diferencia entre un acto revelador y uno de rebelión. — Elda Cantú |
No fue un golpe, pero tampoco ha terminado |
| Partidarios de Trump en el mitin del presidente el miércolesPete Marovich para The New York Times |
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Un golpe de Estado es un evento discreto, violento, que empieza y termina en poco tiempo. Pero, como discutieron los expertos con Amanda Taub en The Interpreter, hay otras formas de dañar la democracia más persistentes y silenciosas: |
“Ha surgido un patrón claro en el que los líderes llegan al poder a través de elecciones pero luego socavan las normas, desmantelan las instituciones y cambian las leyes para retirar las restricciones a su poder. Al final, sus países son, excepto en nombre, dictaduras”. |
...y aquí algo para tu fin de semana |
| Creemos que disfrutarás estas lecturas | | | | | | |
| Najin (izquierda) y su hija, FatuJack Davison para The New York Times |
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| Zacharia Mutai, cuidador principal de rinocerontes en la reserva de Ol Pejeta en Kenia, con NajinJack Davison para The New York Times |
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Frente a la extinción, hay un problema de empatía, escribe Sam Anderson: |
“Los 7700 millones de humanos no pueden pasar una semana con las chicas, lo que significa que la humanidad en general jamás rascará a Najin por la mañana ni sentirá su tibio resoplido. La humanidad jamás las amará realmente. Entonces jamás actuaremos, colectivamente, con la única clase de urgencia que podría resultar efectiva”. |
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