El cambio no va
Al menos en cuanto a estado de emergencia se refiere, porque el presidente le
pidió 45 días más al Congreso, ooootrra vez. El actual termina el 28 de este mes, así que con el próximo nos meteríamos casi en Navidad (de nuevo). Lo curioso es que, a pesar de que
el viro va en picada y los números no habían estado tan bonitos desde el año pasado, incluso llegando a quitar el toque de queda en algunas provincias, la
razón del presidente para pedir la extensión fue
pim pum a las veces anteriores: «que gracias al toque de queda y a la demás medidas [es que] se ha controlado la pandemia, así que es necesario mantenerlas; además, aseguran una paulatina y segura reapertura económica».
El cambio puede que vaya
Si se animan los diputados, porque hasta ahora, las extensiones del estado de emergencia se han aprobado sin titubear. Pero esta vez los diputados no están por cogerlo tan
a la ligera; los de la oposición ya dijeron que eso hay que discutirlo a fondo, porque no se justifica que siga el estado de emergencia cuando ya lo peor de la pandemia pasó y hemos avanzado bastante en la vacunación. Hasta algunos de los del PRM dijeron que el presidente deberá explicar bien su solicitud.
Con la emergencia, viene el touch
Ya eso te lo sabes de memoria: el presidente solo puede mandarnos a trancar si estamos bajo estado de emergencia. Pero ¿sabes algo que no se puede hacer mientras estamos en estado de emergencia? cualquier
reforma a la Constitución. Así que esos cambios para «blindar los avances democráticos» tendrán que esperar.
Refinemos
El viernes pasado te contamos que el gobierno
recompró el 49% de las acciones de la Refinería (Refidomsa), que se le habían vendido a PDV Caribe (una subsidiaria de PDVSA, la petrolera estatal de Venezuela) en el 2010, cuando Chávez todavía estaba vivo y era presidente. Aquella vez se vendió por 135.7 millones de dólares, y ahora se compró por 88.1 millones.
¿Buen negocio?
Bueno, se compró por unos 48 millones de dólares menos, así que nos «ganamos» esa diferencia. Pero no es ahí donde está el negocio, porque a final de cuentas esos son cheles para el dinero que maneja el gobierno. El tema está en que PDVSA y sus filiales están sancionadas desde el 2015 por EE. UU., gracias a las prácticas represivas y antidemocráticas de Maduro (de hecho, hubo que preguntarles a los gringos si con esta recompra no se violaba ninguna de esas sanciones).
Uno de los castigos principales al gobierno venezolano es el impedimento para hacer negocios con entidades extranjeras, así que a la Refidomsa se le estaba complicando el acceso a préstamos y el uso de bancos para hacer pagos y demás. Dijo el ministro de Hacienda que, al recuperar el
control total de la planta, se podrán hacer ampliaciones y renovaciones a las que no se les había podido meter el pico.
¿Y los combustibles?
Esa es la otra. Se supone que uno de los beneficios de controlar la Refinería es que el gobierno podrá tener mayor control del mercado de los combustibles y de la volatilidad de los precios. Algunos –como la gente de Conatra– comenzaron a celebrar porque pensaban que con eso los precios de los combustibles
bajarían, pero ya Ito les
avisó que no duerman de ese lado.
Y Venezuela, ¿qué gana?
Dinero rápido, y poca cosa más. La segunda al mando del gobierno madurista dijo que, por primera vez en su historia, PDVSA se quedó corta con los pagos de sus deudas, así que ese dinero lo
usarán directamente para eso. Pero la oposición, liderada por Juan Guaidó, no perdió la oportunidad de acusarlos de haber
perdido dinero por su mala gestión.
Después de la tormenta
Viene el polvo. Tras la racha de lluvias que trajeron Fred y Grace (que ahora anda haciendo desastres en
México), y la onda tropical y la vaguada que aguaron muchas fiestas este fin de semana, finalmente podremos tomar un respiro. Pero no de aire puro, porque al polvo del
Sahara le gusta pasar
más tiempo aquí que en el mismo Sahara. Y con él vienen las alergias y el calorazo. Lo único bueno de esta visita es que ayuda a evitar las
lluvias, y a nuestros suelos y a tu carro no les caen nada mal unos cuantos días secos.
Johnny, el clima está muy loco
Esta vez le tocó a los primos del norte bregar con un huracán, cosa que muy rara vez pasa. Los estados de Nueva York y Connecticut están en estado de
emergencia desde ayer temprano (y no por la pandemia), por la llegada de la tormenta Henri. Era
huracán, pero se debilitó a última hora antes de entrar por los lados de Rhode Island. Comoquiera llegó con vientos de cerca de 100 km/h, y desde antes de asomarse ya había provocado inundaciones en toda la ciudad de Nueva York.