¿Tembló? Ayer fue el simulacro de terremoto y tsunami «que se sentiría en todo el país», y muchos lo tomaron tan literal que se quedaron esperando el remeneo. Participaron 29 instituciones públicas y privadas, y según el COE movilizaron 1 millón 700,000 personas. El subdirector de la Defensa Civil en Santiago, Francisco Arias, dijo que los organismos de rescate están ready para meter mano ante estos desastres naturales, y que el objetivo del simulacro fue identificar las mejoras que hay que hacer en las instituciones involucradas. Al final, la operación fue tan realista que tuvimos 7 heridos de verdad. En plena simulación los atropelló un camión de bomberos en el municipio Consuelo, que queda en San Pedro de Macorís.
Seguimos dando pena La comisión que está estudiando el nuevo Código Penal se reunió ayer solamente a discutir la reducción de la pena de las «relaciones sexuales no consentidas» entre parejas, que sigue siendo el tema del momento. El diputado Eugenio Cedeño -que fue quien propuso la reducción-, defendió con uñas y dientes su posición, e insiste que luego que dos personas se casan, el hecho se podría calificar como violencia de genero o maltrato físico, pero nunca como violación. Sin embargo, la Comisión decidió recular en lo que dicen berenjena y dejar la pena como estaba antes, de 10 a 20 años de cárcel.
Como siempre salimos de una controversia para meternos de cabeza en otra, ahora resulta que entre los cambios al Código Penal está incluido bajarle la pena a la violencia intrafamiliar: libran a los padres de ser penalizados por ejercer la disciplina «bien aplicada» (o sea, dar una buena pela) en el hogar, y se elimina la violencia verbal. Esto está penalizado en el Código actual con 4 a 10 años de prisión mayor y una multa de 10 a 20 salarios mínimos, y proponen bajarlo de 1 a 2 años de prisión menor y una multa de 3 a 6 salarios mínimos.
Bolsonaro é quente Del tamaño del Cristo do Corcovado son los problemas que tiene el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Una comisión del Congreso brasileño recomendará que se le acuse de crímenes contra la humanidad, por haber dejado la bola del Covid a propósito –que al momento ha matado a más de 600,000 brasileños– en un intento de lograr inmunidad de rebaño y reactivar la economía. La acusación vendrá en tamaño familiar, porque también están embarradas otras 69 personas, incluyendo 3 hijos del presidente.
Entre las acusaciones que hacen están: crímenes contra la humanidad, epidemia con resultado de muerte, infracción de medidas sanitarias, charlatanería médica e incitación al delito, además de 4 cargos criminales. Y es que mientras el mundo se trancaba, Bolsonaro se esforzó en decirle a la gente que el virus es solo una «gripecita», los incitaba a aglomerarse y a no usar mascarillas. Tampoco cree en las vacunas, y se comía vivo al que se atreviera a decirle irresponsable, así que el Congreso ahora pide su cabeza.
¿Eso va en serio? Aún no se sabe si el informe -que tardó más de 6 meses en hacerse- generará cargos criminales, por todos los temas políticos que está viviendo Brasil; se sabrá cuando sea sometido a votación, la próxima semana. En caso de ser acusado formalmente, lo suspenderán de su cargo por 180 días en lo que el Tribunal Supremo decide el caso. Otros cargos que le tienen guardados son prevaricación, malversación, falsificación de documentos públicos, uso irregular de dinero público y atentados contra la dignidad del cargo, así que el bobo que le espera no es chiquito. Por su lado, Bolsonaro dice que está más chill que una caipirinha, porque ni él ni su gobierno tienen la culpa de nada de lo que ha pasado con la pandemia.
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