El Presidente Medina se encuentra como el dios
mitológico Atlas, que cargó con el mundo sobre sus espaldas con el peso
de todas sus necesidades de la humanidad. Asà se encuentra el jefe de
Estado: cargando a cuestas con su gobierno y el paÃs.
Con excepción de sus leales colaboradores, que pie con pie están las 24 horas del dÃa en el difÃcil mandato de sostener al paÃs, el Presidente Medina se ve apartado de otros funcionarios de su gobierno que están más empeñados en sus propios proyectos polÃticos, o entorpeciendo las labores de sus áreas administrativas para ver de cómo evaden los controles que se han establecido para corregir las evasiones corruptas del pasado reciente.
Pese a que existen funcionarios muy leales al Presidente Medina e identificados con su plan y sus objetivos de sacar al paÃs del subdesarrollo, hay otros que heredados de la anterior administración peledeÃsta y de aliados, están más empeñados en sus ambiciones presidencialistas, anunciando sus aspiraciones dejando bien establecido que no se identifican con los afanes del presidente de corregir lo que está mal y hacer lo que no ha hecho.
Los esfuerzos presidenciales, con sus visitas sorpresas de fin de semana, en donde establece las bases para solucionarle problemas a los campesinos o residentes en zonas marginales de las ciudades, choca de frente con la burocracia existente y hasta con la mala fe de los responsables de darle cumplimiento a los acuerdos que el Presidente contrae semanalmente con los sectores visitados, ya que las ofertas oficiales despiertan interés y esperanzas en esos sectores que quieren trabajar, hasta ahora se ha visto que solo se han cumplido en no más de un 20% de lo prometido.
De ahà que el programa de construcción de las diez mil aulas, que con tantos entusiasmos y esperanzas arrancó entre los contratistas agraciados en los sorteos, se ha estancado parcialmente por las trabas burocráticas que inicialmente paralizaron el trámite de las cubicaciones y los pagos se atrasaban con la consiguiente parálisis en la continuidad de los trabajos.
Ahora es con los solares privados, que sus dueños, conociendo la historia de morosidad e irresponsabilidad de los gobiernos para reconocer sus deudas y honrarlas, se resisten a que los contratistas la ocupen para comenzar a trabajar pese al compromiso del presidente de hacerse responsable de los pagos. Pero en algún lugar de la cadena del proceso de pago se atasca y ahà comienzan las penurias del dueño del solar que creyó en la buena voluntad del presidente. Luego queda resignarse de ver su solar o parcela destruida por el movimiento de tierra y el surgimiento de una mole de concreto para las futuras aulas.
Da la impresión de que los subalternos del presidente, con excepción de sus más leales colaboradores, no tienen las intenciones de adaptarse al nuevo estilo de trabajar arduamente por el bien del paÃs, y con la urgencia de la hora, hace que las cosas se atrasen y se resisten a sacudirse del acostumbrado dejar hacer de la anterior administración; allà todo parecÃa fluir en cámara lenta dejándolo a la buena de Dios, ya que estaban conscientes de que no habrÃa ninguna sanción por esos descuidos.
Tan solo en aquella época, lo que se llevaba a cabo con celeridad eran los proyectos financiados por los préstamos brasileños, que por lo jugoso de sus montos, apremiaba a los funcionarios a trabajar con dedicación para disfrutar de la recompensa que todo hemos visto en que se ha convertido por el derroche de lujo por parte de funcionarios que llegaron al poder tan solo con sus teorÃas marxistas.
Con excepción de sus leales colaboradores, que pie con pie están las 24 horas del dÃa en el difÃcil mandato de sostener al paÃs, el Presidente Medina se ve apartado de otros funcionarios de su gobierno que están más empeñados en sus propios proyectos polÃticos, o entorpeciendo las labores de sus áreas administrativas para ver de cómo evaden los controles que se han establecido para corregir las evasiones corruptas del pasado reciente.
Pese a que existen funcionarios muy leales al Presidente Medina e identificados con su plan y sus objetivos de sacar al paÃs del subdesarrollo, hay otros que heredados de la anterior administración peledeÃsta y de aliados, están más empeñados en sus ambiciones presidencialistas, anunciando sus aspiraciones dejando bien establecido que no se identifican con los afanes del presidente de corregir lo que está mal y hacer lo que no ha hecho.
Los esfuerzos presidenciales, con sus visitas sorpresas de fin de semana, en donde establece las bases para solucionarle problemas a los campesinos o residentes en zonas marginales de las ciudades, choca de frente con la burocracia existente y hasta con la mala fe de los responsables de darle cumplimiento a los acuerdos que el Presidente contrae semanalmente con los sectores visitados, ya que las ofertas oficiales despiertan interés y esperanzas en esos sectores que quieren trabajar, hasta ahora se ha visto que solo se han cumplido en no más de un 20% de lo prometido.
De ahà que el programa de construcción de las diez mil aulas, que con tantos entusiasmos y esperanzas arrancó entre los contratistas agraciados en los sorteos, se ha estancado parcialmente por las trabas burocráticas que inicialmente paralizaron el trámite de las cubicaciones y los pagos se atrasaban con la consiguiente parálisis en la continuidad de los trabajos.
Ahora es con los solares privados, que sus dueños, conociendo la historia de morosidad e irresponsabilidad de los gobiernos para reconocer sus deudas y honrarlas, se resisten a que los contratistas la ocupen para comenzar a trabajar pese al compromiso del presidente de hacerse responsable de los pagos. Pero en algún lugar de la cadena del proceso de pago se atasca y ahà comienzan las penurias del dueño del solar que creyó en la buena voluntad del presidente. Luego queda resignarse de ver su solar o parcela destruida por el movimiento de tierra y el surgimiento de una mole de concreto para las futuras aulas.
Da la impresión de que los subalternos del presidente, con excepción de sus más leales colaboradores, no tienen las intenciones de adaptarse al nuevo estilo de trabajar arduamente por el bien del paÃs, y con la urgencia de la hora, hace que las cosas se atrasen y se resisten a sacudirse del acostumbrado dejar hacer de la anterior administración; allà todo parecÃa fluir en cámara lenta dejándolo a la buena de Dios, ya que estaban conscientes de que no habrÃa ninguna sanción por esos descuidos.
Tan solo en aquella época, lo que se llevaba a cabo con celeridad eran los proyectos financiados por los préstamos brasileños, que por lo jugoso de sus montos, apremiaba a los funcionarios a trabajar con dedicación para disfrutar de la recompensa que todo hemos visto en que se ha convertido por el derroche de lujo por parte de funcionarios que llegaron al poder tan solo con sus teorÃas marxistas.