El viernes 15/01, oficiales estadounidenses entregaron 4 aviones de ataque Super Tucano, construídos por la brasilera Embraer en USA, al Ministerio de Defensa de Afganistán, según el portal de ese país Tolonews.com/ Las aeronaves fueron manufacturadas por la empresa aeronáutica que fue del Estado brasilero pero hoy es de capital mixto, y serán utilizadas por las fuerzas de seguridad afganas para llevar a cabo misiones contrainsurgentes a la brevedad. Más precisamente, los aviones serán usados para combatir a los insurgentes en las provincias de Nangarhar y Helmand, según el ministro de Defensa, Masoom Stanekzai. USA ya había provisto entrenamiento a pilotos afganos sobre cómo utilizar los aviones. Son las primeras 4 unidades de una flota de 20 cazas, que debería entregarse de aquí a 2018, según Wikipedia. En la provincia de Nangarhar hay presencia de militantes del Estado Islámico así como insurgentes talibanes operando en varios distritos, expresó la agencia de noticias afgana, Khaama Press. Por otro lado, la cadena alemana Deutsche Welle, afirmó que Nangarhar es "la puerta de entrada" a Afganistán para el Estado Islámico. En Helmand, es muy fuerte el avance de los talibanes. Se trata de una zona árida y semidesértica con importante cultivo de opio. Embraer, una compañía que produce aviones comerciales, militares y ejecutivos, fue creada en 1969, como parte de un plan de Gobierno para nacionalizar la industria armamentista, reforzar el concepto de desarrollo nacional y aprovechar un nicho en el mercado bélico global, explica el periódico Folha de S. Paulo. Eran los tiempos del general Golbery do Couto e Silva elaborando la geopolítica de la Revolución del '64. De hecho, la industria de armamento de Brasil llegó a abastecer al Irak de Saddam Hussein y a la Libia de Muhamar al Gadafi, entre otros regímenes. Tras pasar por una grave crisis financiera en el inicio de la década del '90, Embraer pasó por un proceso de privatización en 1994. Hoy, la empresa cotiza en las bolsas de Nueva York y San Pablo, entre otras, y el fondo de inversión estadounidense Oppenheimer posee el 12,29% de la empresa, según datos que proveyó Embraer al fin de 2014. Otro de los principales accionistas es la PREVI (Caixa de Previdência dos Funcionários do Banco do Brasil), con el 6,71% de la empresa, el fondo de inversión británico Baillie Gifford, con el 6,46%, y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil, con el 5,37%. Según datos provistos por la empresa, a principios de 2011, fue creada la rama Embraer Defense and Security, que produjo los Super Tucanos. Los Embraer 314 Super Tucano, también conocidos como A-29, son aviones de ataque liviano, que tienen la capacidad de utilizar 34 tipos distintos de municiones, y hasta 3 de ellas simultáneamente. Pueden volar en cualquier condición climática y poseen tecnología láser, para identificar con precisión posiciones enemigas. Embraer describe al Super Tucano como un "turbohélice militar multifunción, monomotor, con asientos en tándem escalonados" que presenta excelentes características operacionales, "necesarias para misiones exitosas de apoyo a la seguridad interna contra insurgencia (COIN)." Según Wikipedia, el Pentágono compró los Super Tucanos en un contrato por US$ 427 millones a Embraer en conjunto con Sierra Nevada Corp. Las aeronaves fueron producidas en las facilidades de Embraer en Jacksonville, Florida. Los A-29 también han sido utilizados en diversas misiones como la Operación Ágata, llevada a cabo por Brasil en 2011, que consistió de 30 días de actividad militar rigurosa en la frontera de Brasil con Colombia, para luchar contra el narcotráfico. Colombia, por otro lado, utilizó los Super Tucanos en operaciones anti-FARC. En 2008, por ejemplo, formaron parte de la Operación Phoenix, con el objetivo de destruir una célula terrorista y matar al segundo de las FARC, Raúl Reyes. Los Super Tucanos intentan una expansión en el mercado. De hecho, la Fuerza Aérea del Perú, al anunciar que volverá a derribar aviones civiles sospechosos de cometer delitos como narcotráfico si son declaradas hostiles al desatender en repetidas ocasiones instrucciones para aterrizar en aeropuertos controlados (medida suspendida desde 2001 cuando un caza peruano en colaboración con la inteligencia estadounidense derribaron por error una avioneta en la que murió una misionera norteamericana y su hija), asignó a esa tarea unidades Super Tucano y Cessna A-37. Luego, el Departamento de Estado ha aprobado la venta de 6 aviones A-29 Súper Tucano, incluyendo equipos asociados, repuestos y soporte logístico por US$ 462 millones al gobierno de el Líbano. La venta se tramitó mediante el programa Ventas Militares al Extranjero y es financiada por Arabia Saudita (en Líbano hay una fuerte presencia de Irán a través de Hezbollah). Los contratistas principales para la transacción fueron Sierra Nevada Corp. (socio estadounidense de Embraer Defensa y Seguridad), BAE Systems, Pratt & Whitney, Terma North America y L-3COM Systems. Los Súper Tucano estarán armados con misiles AGM-114 Hellfire (Líbano compró 1.000 unidades). También fueron vendidos 5 A-29 Súper Tucano a la Fuerza Aérea de Ghana y 6 a la República de Mali. Es evidente que la 'protección' estadounidense al producto brasilero facilita la comercialización. Una reflexión inevitable: la Argentina también tuvo una ambición similar con sus aviones IA-58 Pucará, y luego los AT-63 Pampa. Si bien siempre se afirmó que su rendimiento era excelente, o no se supo o no se quiso concretar la idea en una producción industrial. La incompetencia se paga muy caro en el mundo global. |